14.8.08

7. Filips.(IV): Modos, usos y costumbres

26 de Marzo


Bueno, estimados/as seguidores/as de este viaje (...si es que algun@ permanecéis aún ahí, tras estos dos meses..): hallándome en medio de mis anunciados últimos coletazos por las Filipinas, y habiéndoos relatado en las "encíclicas" precedentes acerca de mis avatares y tribulaciones en ellas, encuentro también ahora justo el daros un ratejo la brasilla (...premio al que aguante) en relación a unas cuantas pinceladas generales sobre este prácticamente desconocido país en nuestro medio.
Nada, cosa de algunos párrafos para tratar de transmitir lo más objetivamente posible aspectos básicos sobre la idiosincrasia y naturaleza de estas islas, y sobre todo, cómo no, de sus gentes.



Cosillas que nos pasaban por allí..

. BREVE (muy breve) BOSQUEJO HISTORICO - Sí, desconocido país para nosotros (antes de venir aquí, nunca hablé con ningún otro español que hubiera estado, y tras casi 40 días aquí sigo sin haber hallado a ninguno más..).

Desconocido, aunque fue colonia nuestra durante algo más de tres siglos. Los dos primeros reyes austrias se las apañaron para contar con los servicios de intrépidos muchachos como Magallanes y López de Legazpi, quienes fueron desembarcando en una isla tras otra, y tomando posesión de ellas en nombre de la nueva potencia colonial en ciernes. El segundo de los 'austriacos', Felipe II, debió comentarle a Legazpi, al parecer, algo así como "...ya puedes hilar fino, chavalote, que estoy loco por proclamar de una vez por todas la milonga ésa de que en mis dominios etc, etc... el sol, carajo". (“Eso, encima más presión…”, cuentan que murmuró el atribulado navegante).
Más tarde, y no contento sólo con eso, el monarca se las ingenió también para bautizar a la nueva tierra conquistada con una derivación de su propio nombre: 'Filipinas'. No debió ser mala idea: han transcurrido más de cuatro siglos y el asunto permanece sin cambios.
Después, lo típico: misiones, iglesias, cruces aquí y allá, etc., hasta que acabando el XIX llega por aquí el Tío Sam a pillar cacho, le declaramos la war (no somos chulitos...) y, a la par que en Cuba y Puerto Rico, a hacer puñeflas tanto imperio ultramarino y tanto cachondeo. Desde esos días inciertos, el sol se puso por Finisterre y ya no se le volvía a ver el pelo hasta diez horas más tarde, cuando decidía asomar de nuevo por Formentera...
Tres siglos de dominio, hasta hace uno, pero aquí hoy no habla español ni el gato. (Al parecer se chapurrea algún dialecto que conserva mucho del castellano en la isla de Mindanao, la más grande –y peligrosilla, en cuanto a seguridad- de las del sur). El tagalog, la lengua más extendida en el país, mantiene también varios vocablos hispanos, y gran parte de los nombres de las cifras. Es gracioso oírles hablar su lengua, y en mitad de una frase ininteligible, identificar a veces conjuntos fonéticos familiares como "atrás", o "silla", o "mesa", o "treinta" o "sincuenta"...

Lo que sí permanecen por todo el país son muchísimos nombres y apellidos españoles. De


hecho, mucha gente ya crecidita tuvo aún abuelos españoles.



(El 'Kun' Agüero, en su pluriempleo filipino
-es que en el Atleti gana poquillo...-)



Independiente la República de Filipinas desde el fin de la II G.M., ha contado desde entonces con sucesivos gobiernos, algunos bastante férreos y corruptos (triste recuerdo el del matrimonio Ferdinand e Imelda Marcos), otros más carismáticos (Cory Aquino, viuda del opositor Benigno Aquino, asesinado en el mismo aeropuerto cuando regresaba en 1983 del exilio); otros surrealistas (el del ex-actor Joseph Estrada), y ahora parece que llevan diez años de aceptable estabilidad bajo la presidencia de Gloria Macapagal-Arroyo, que así se llama la señora (GMA, para el pueblo).
(Ostras, al final no ha debido de ser tan breve, este bosquejillo; doscientos perdones...). Pero seguimos:


. LO NATURAL - Más de 7.000 islas , de todos los tamaños y formas imaginables, componen el país. Son todas ellas verdes a rabiar: exhuberancia tropical en cada hectárea de tierra firme, como marcan los cánones redactados a golpe de sol implacable y torrenciales aguaceros. En ninguna otra latitud tropical he visto yo tantas palmeras como aquí. Son árboles que confieren un aspecto embaucador, casi mágico, al paisaje.














Y cuando se combinan con playas de arena blanca, ni te cuén.. La pura esencia, la imagen por excelencia del soñado rincón tropical. Aquí, el botarate de Keith Richards quizá se hubiera librado de la caída del cocotero, pues aún podría estar decidiendo a cuál de ellos se querría subir...

Y en torno a las islas, pues lo que ya os conté: unos mares turquesa que quitan el hipo, la tos, el dolor de juanetes o hasta las ganas de saltar desde un octavo, si es preciso...










. EL FACTOR HUMANO (..que diría Graham Greene) - Una vez más, el mejor patrimonio del país. Gentes abiertas (bastante más que lo habitual en el resto del sudeste asiático), tremendamente cordiales, y sobre todo risueñas, totalmente risueñas. Si los birmanos sonreían por todo, éstos directamente se parten la caja a mandíbula batiente (la imagen de la portada de la guía Lonelyplanet de Filipinas no puede ser mas representativa: un chaval de unos seis años literalmente revolcado de risa en medio de unas redes de pesca).
Dificilísimo es ver a dos tíos discutiendo entre sí, o a alguien visiblemente mosqueado. Yo creo que no se cabrean ni aunque tengan seis en la Primitiva y comprueben que se les olvidó sellar el boleto... A mí sólo me tocó discutir una vez con la propietaria de una tienda, que quería venderme una botella de agua mineral al doble de su precio habitual, imagino que por mi condición de occidental (debió de pensar que era mi primer día en el país...).















En zonas en las que están poco habituados a ver foráneos, su curiosidad se hace patente desde el primer momento ("dónde vas..?", "cuánto tiempo en Filipinas..?", "qué lugares has visitado..?"). Eso sí, por defecto eres "Americano" hasta que se deciden a preguntar "What's your country, sir..?".













Son muchos: Filipinas tiene una de las tasas de crecimiento de población más altas del mundo. Levantas una piedra, y salen filipinos. Abres una puerta, y entran y salen doscientos filipinos (todos partiéndose de risa, eso sí).
Muchos de sus patrones de vida me recuerdan bastante el día a día de la Latinoamérica indígena: los mercados callejeros, los medios de transporte urbanos típicos ('combis' allí; 'jeepneys' aquí), decorados con toda clase de letreros o diseños en vivos colores (y atestados de gente, en ambos casos). También, el buscarse la vida en todo momento y de todas las formas posibles, y hasta el aspecto físico en gran medida: la complexión, el cabello, el tono de piel. De hecho, como sabemos, los primeros pobladores americanos procedían de Asia, 'trasvasándose' por el estrecho de Bering aprovechando una de las glaciaciones (aún no disponían de 'Pintas' o 'Santamarías' para emprender el asunto con unas pocas garantías más...).



































Un aspecto 'antropológico' que sí es llamativo exclusivamente aquí (o quizás junto a Tailandia) es la ingente cantidad de transexuales (o travestidos, al menos) que existen en este país. (No hay que hilar fino ni nada antes de decidir a quién te arrimas...; además, muchos son muy difíciles de reconocer a simple vista, los muy taimados...). Y algunos, totalmente adolescentes, todavía. No dejo de preguntarme por qué semejante cantidad; ¿tanto se equivoca aquí la madre naturaleza a la hora de suministrar cuerpos a 'futuros inquilinos', para que después tantos tengan que exclamar "¿qué caracho es esto que pende aquí, si yo me siento señora, demonios..?" (prefiero pensar eso antes que alguien me cuente que la necesidad les fuerza a ello para dedicarse a la prostitución).
Y por otro lado, lo que campa también por doquier son ejércitos de auténticos gays ultra-plumosos, que al cruzarse contigo (ya en solitario o en grupos reducidos) te suelen dedicar una sonrisa empalagosa y zalamera, en pleno ejercicio de contoneo 'caderil', como queriendo creerse que te van a convencer 'para la causa' en cuatro segundos...


Menos mal que después están las chicas, las de verdad, y por fortuna en número mucho mayor que el conjunto de ambos tipos de ejemplares anteriores...(contra los cuales no tengo nada, por cierto y desde luego, pero claro, que uno en principio observa otras preferencias…). Todas ellas, las muchachas, parecen cortadas por el mismo patrón, pero no importa, porque el patrón es acertado: delgaditas (que no esqueléticas), buena figura, y todas (todas) con el pelo lacio, ultra-negro y largo. Casi ninguna es realmente despampanante, pero es dificilísimo encontrar una sola algo feíta. Los rasgos faciales revelan como una transición entre Indochina y Japón o Corea: ojos medio achinados, tono más pálido que el de los hombres, y caritas de buenas que miran y sonríen con timidez. (Ellas se corresponden menos con sus análogas latinoamericanas que los varones).











Cuando me cruzo con alguna que desprende una química especial (es decir, todos los días y en muchos sitios), casi siempre procedo con la misma mecánica: dado que en algún momento mirará un segundo al intuir de reojo que eres una 'nota exótica' occidental, aprovecho ese instante para dedicarle una sonrisa medio esmerada -esta vez soy yo quien sonríe... ¡aunque sin zalamería ni contoneo..! Y desde ese momento comienzo a apostarme una mano a que, tras un segundo de desconcierto, ella devolverá discretamente una sonrisa encantadora y perfecta, y a continuación la otra (mano) a que no apartará la mirada hasta que no lo haga yo primero. Aunque la apuesta fuera en serio, a fecha de hoy aún no luciría dos muñones, ni siquiera uno... (Y a ver si me acuerdo de no 'importar' este modus-operandi una vez de regreso a la patria, pues como por inercia se me ocurriese sonreírle a una chorbita en plena Gran Vía…, ya puedo claramente vislumbrar su respuesta: mirada plena de altivez hacia la acera de enfrente en rancio gesto... o quizá hasta un flamante saludo con el dedo corazón... No semos ná...).
Un día, casi al principio, en un trayecto largo en bus por la isla de Palawan, tenía sentada cerca de mi asiento a una joven de aspecto y lozanía casi embriagadores. Loco por romper el hielo (..¿hielo? ...¿En Filipinas..?) y acometer la aproximación, cuando por fin urdo una estratagema y me coloco a su vera (no sin cierta sensación de 'asalta-cunas', pues no le pondría más de diecinueve, y yo, aunque procuro no llevar mucho la cuenta, me temo que en el mejor de los casos debo de andar 'aproximadamente' por el doble…), ella, muy amable, me pregunta lo típico (''¿dónde has estado?'', ''dónde vas?'', etc). Cuando me toca a mí el turno de preguntarle algo parecido, me responde (toda amabilidad, insistiendo): ''voy a visitar a mi marido, que está destinado aquí unas semanas''. (''Joer, pues sí que empezamos bien; tanto lío para esto..''). Viéndola tan joven, le pregunto ''Pero me puedes explicar a qué edades os casáis por aquí, hija mia..?''. La muchacha acabó jurándome por sus difuntos que ya tenía los treinta cumplidos. Es algo que después he observado en más ocasiones: mucha gente tiene bastante más edad de la que aparenta (se ve que tanta risotada les debe mantener jóvenes).

Lo bueno es que a mí también me suelen poner diez menos... y a menudo así lo suelo dejar estar, je, je...

.DEPORTES (Y ''DEPORTES'') NACIONALES - El primero, el basket (no lo imaginaba yo, la verdad, pues además los ‘filipos’ son más bien bajitos). Se pueden hallar canchas humildes o cestas de basket aisladas en los lugares más inverosímiles: estaciones de buses, plazoletas de acceso a edificios oficiales, adosadas a tapias de cementerios... Y siempre hay gente jugando. Hasta un corrillo de monjas, pude ver en una ocasión (no saltaban como el Kobe Bryant, pero tenían su estilo, las hermanitas..).
Otros 'deportes': los karaokes (aquí llamados 'videokes'). Existen prácticamente en todos los bares y restaurantes, y son el elemento por excelencia del entretenimiento popular. Hasta yo me he marcado un par de veces el 'Sultans of Swing', para regocijo de la audiencia, más habituada a escuchar e interpretar canciones filipinas.
.El móvil: es un apéndice más del organismo. Pero siempre para enviar TXT, que se dice aquí (SMS's); es casi imposible ver a alguien usándolo para hablar (deben tener pánico a las tarifas, con sus economías ajustadas); los mensajes en cambio son baratísimos. Cuando están en pleno manejo concienzudo de las teclas (tienen mucha más afición ellas que ellos) es la única ocasión en que no te miran a la cara si tienes que preguntarles algo; no te van a hacer ni pajarero caso ni aunque les tengas que avisar a gritos que se está quemando su casa...


Y en cuanto al apartado "escatológico-deportivo", decir que aquí no son tan proclives al escupitajo alevoso y desesperado como lo eran los birmanos. Estos mozos, a cambio, gustan más de aflojar la vejiga urinaria sin el menor pudor (ellos, principalmente) allí donde se les sugiera: puedes ver a cuatro compartiendo como buenos hermanos una tapia de seis metros, o a tres procediendo alrededor de la misma farola o el mismo árbol...

.LO MENOS BUENO (o sea, lo malo):
-La pobreza - Muy extendida por todo el país; bastante más de lo que yo imaginaba. Un trayecto por carretera entre dos puntos cualesquiera de cualquier isla está salpicado a menudo de grupos de viviendas súper-humildes, casi siempre de madera, abriéndose hueco entre el asfalto y la tupida vegetación. Pero no hay miseria absoluta (salvo en barrios de las grandes ciudades); aquí nadie se muere de hambre, pues el suelo de este país produce arroz casi sin querer. Este cereal brota hasta entre las baldosas del cuarto de baño, si en la casa se descuidan. Lo comen hasta tres veces al día, acompañando al plato que sea; es como el pan para nosotros (que aquí prácticamente ni lo huelen).

















- Poca conciencia ecológica - Y súper-contaminación, inhalatoria y auditiva, principalmente. En muchas poblaciones, no sólo las grandes, el 'festival' de ruido de motores y emanación de gases de los triciclo- y moto-taxis (el medio de vida de mucha gente) y los 'jeepneys' suele ser bastante insoportable. No digamos ya en esa invitación al apocalipsis, con más de diez millones de almas, que se llama Manila, con sus millones de vehículos, y autobuses y jeepneys, todos con más años que el hilo negro.

- Mala calidad de los alojamientos baratos - (Que son los que solemos escoger los viajeros de largo peregrinaje -si no, el presupuesto vuela mucho más rápido de lo aconsejable..) Bastante asquerosillos, algunos, y con el estado de los cuartos de baño (comunes, casi siempre) dejando con frecuencia mucho que desear. Ya un par de veces he tenido que pedir que me dieran sábanas limpias, "…Oiga, que aquí ha debido dormir hasta el obispo de Navalcarnero, joer...".

- Poco apego a la culturilla - Al igual que en otras zonas del mundo en vías de desarrollo, es prácticamente imposible, durante, por ejemplo, un trayecto de varias horas en autobús, ver a un solo individuo aprovechando para leer un libro, o siquiera un periódico o incluso una revista. Yo a veces miro de reojo, cuando he sacado mi ración literaria en algun bús, a los 'parroquianos' para tratar de adivinar si no estarán pensando algo así como "¿qué hará ese americano mirándose ese ladrillo de páginas todas llenas de letras, tú...?"

(Bueno, jóvenes, termino todo este "dossier-filipino" con los aspectos negativos, pero espero haber sido capaz de reflejar suficientemente que los positivos son abrumadoramente mayoritarios... Yo volveré, ¡NO LO DUDO! -que además me he dejado varias zonas interesantes sin 'profanar': Mindoro; buena parte de las Visayas, la ascensión al volcán...).
..Y el que haya leído hasta aquí, ¡que se apunte dos o tres carajillos en mi debe, que se harán efectivos al regreso!
Hasta la próxima, que ya sí será desde Hong Kong (y -prometo- mucho -muchísimo- más breve..).
Achuchones dispersos.





















2 comentarios:

vicky dijo...

Hola, Yanko...me ha gustado tu visitilla a las Filipas....A pesar del tiempo veo que te has dejado lugares por ver, por otro lado imprescindible para tener la "excusa" de volver, je, je, je.
Quisiera que me dieras un consejo sobre los lugares que visitarías en dos semanas. Yo creo que el volcán caería fijo y me muero por bucear, aunque no se si le echaría coco a los tiburones...por mucho plancton que coman, ja, ja, ja.
Un beso y gracias, Vicky

Lugan Wx. dijo...

Hola Vicky.
Gracias a ti por detenerte en esta narración, y perdón por la demora en publicar tu comentario y por responderte (todo a la vez; he estado fuera un tiempo -ehmm..- y acabo de verlo..). ¿Dos semanas..?; sí, teniendo en cuenta, como tú dices, que me quedó buen trecho filipino por profanar, de lo que yo conozco te recomendaría Palawan-Coron, por lo del buceo, la isla de Bantayan -al norte de Cebu- y bien, ese sur de Luzon para acercarte al volcán... Y ya que estás ahí, si es época febrero-junio... ¡a por el tiburón ballena, mujer; verás qué tiernos son..!
Un besico!